Poema de José Emilio Tallarico
MUCHACHO QUE RÍE EN EL VACÍO
En su carne pulsátil la energía opera turbiamente.
Hay un grotesco sin finalidad en ese movimiento
rotatorio de brazos y piernas.
(“Parálisis cerebral”, 18 años como mucho:
usan un cochecito de bebé gigante para sacarlo a la vereda.)
Soy él cuando lo miro y considero su desplegada humanidad.
Soy él. Papo moscas con él. Hurgo en el aire.
© José Emilio Tallarico
5 Comments:
a Veces Emilio la libertad está más allá de lo que percibimos.
Bello homenaje a esos niños/piedras que tanto brindan desde su mundo.
Un abrazo Gus.
Bello y sentido poema
Elisabet
Un merecido homenaje y reconocimiento a tantos muertos en vida que, paradójicamente nos enseñana a "honrar la vida".
Un cariño grande
María Rosa León
La desgracia ajena, cuando es compartida desde el amor y desde nuestra profundidad, resulta menos grave pues se reparte.
Te felicito por tu poema y por tu valiente posición humanitaria.
Abrazos, Alberto
Gracias por tus palabras, Gus, porque son de amor y conocimiento. Este poema habla de la fascinación y la compasión que promovió ese niño en mí. Sin duda vos estás más cerca. Un abrazo. José Emilio.
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