Poema de Julio Carabelli

El Bar

No tengan miedo
no pienso hablar de las iglesias
y menos
de los sumos pontífices que restan
pizarrones
de muy elucubrados tonos otoñales
no pienso hablar
de los viejos jubilados que protestan
los mismos
viejos obsecuentes que clamaban
por la policía
si pintabas en la pared de enfrente
fuera yanquis
de América Latina no voy a hablar
del magisterio
de las tiernas viejecitas que recelan
se santiguan
al oír en voz muy baja este poema
por eso
me niego a hablar de los políticos y
del pesaroso
rinoceronte fiel que me acompaña
no voy a hablar
del dinosaurio de exigente pararrayo
de sus sacerdotes
ni de los que tenaces que preguntan
me preguntan
por qué no me santiguo cuando paso
por qué
frente a la ampulosa catedral
al banco
al ministerio de seguridad
por qué
y es que sólo me persigno cuando paso
frente a un bar
¡A los bares del mundo yo saludo!
por nacer
y haber sido y ser mi único hogar.

© Julio Carabelli