Prosa de Fernando Trejo
Tratado de libre muerte
No, si no se trata de esto. Debes esperar como yo espero. A la salida. A tu puerta. Esperar el trago del licor más caro del supermercado. Y aguantarse. Aguantarme las ganas de orinar para no dejar de soltar palabreríos. Porque uno no se da cuenta de cuánta carne compone su máscara la muerte. Podría ser la nuestra.
No, si te digo que no se trata de esto. Es más bien un par de crueles abismos negros rellenos de vapores sosegados. Humo del viento. Calandria sin destino o con destino a nunca. Te digo de estos pasos que siento tras de mí y de esa sombra a reojo larguísima que me muerde los pies. Podría ser “La Muerte” o “El muerte”. Yo no sé de qué vagina haya nacido y si su sexo fue creado por un Dios o lamido por un Diablo. Nunca La he visto a Él. Pero sé que se llama a veces “Muerte”. Y descanso. Te digo que no sé de qué se trate esto, pero ayer Doña Ofelia me habló pidiéndome un poema filoso y puntiagudo para enterrárselo en el pecho. Sucumbe este poema antes de volverse redentor de cuerpos torpes. Agoniza al filo de la hoja. Tiembla. Se desvanece. Logra desaparecer.
© Fernando Trejo
3 Comments:
Fernando un texto que impacta, como ese día en el encuentro...
Un abrazo Gus.
Extraordinario. Sorprendente.
MARITA RAGOZZA
Excelente tu poema, Fernando. ¡Gracias por compartirlo con nosotros!!!
Cariños
María Rosa León
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