Poema de Griselda García
Vendaval
Noche cerrada y cruel,
espíritus hambrientos chillan
en las copas de los árboles,
el viento mueve las campanas
y el eco reverbera en la galería.
Con inmenso desdén
despediste a las mujeres del sake,
ordenaste quemar los cojines del templo.
De un momento a otro llegarás,
silencioso como un siervo,
camino al que flanquean cien álamos,
te moverás sigiloso,
tu extremo como la cabeza de una bellota,
sumiso besarás mis plantas,
viejas geishas te verán
mil veces hermoso
en lo oscuro acecharás,
animal extraño y nuevo,
después de la siembra no habrá descanso:
sangraré
y una cosecha entera quedará arruinada.
© Griselda garcía
2 Comments:
Se percibe la espera, el momento crucial...
Bello Griselda.
Un abrazo Gus.
Muy hermoso tu poema, Griselda. Gracias por compartirlo con nosotros.
Cariños
María Rosa León
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