Poema de Alberto Peyrano

¡ÉL VUELVE!!!!

Alguien dijo que otra tarde de diciembre
tu bruma y tu humedad darían a luz
a esa figura fantasmal que ríe y canta,
que instalado en el sol de una vidriera
toma siempre su café con gusto a timba,
silbando junto al organito
los póstumos acordes de un tango de Piazzolla...
A ese morocho recio y tierno,
peinao a la gomina,
-tu altura insoslayable, Buenos Aires,
que eternamente te aferra a tu Obelisco
en una misa insomne de versos de Carriego
con tangos de Discépolo que salen de su voz-,
ya lo pariste un día
entre la niebla azul del viejo Abasto
y se paseó, goloso de tus calles,
por los barrios que latían en tus venas
plantando en cada esquina un tango,
en cada flor de cada reja, una oración de amor,
y despertó en los corazones
esa necesidad de ser
que se elevó en sus versos buscando el claro cielo.
Hoy un ángel, borracho de jazmines,
hizo sonar el llamador en la cancel de tu mirada
y te anunció su regreso, chamuyando
que le abrieras los brazos nuevamente.
¡Pintale el obelisco con su cara!
¡Preparale un organito con "Volver"!
Y armá de nuevo el escenario
en Rivadavia y Rincón, en luna llena.
Acercale el bandonéon dormido
envuelto en esa funda de milongas vivas
y esperá... que cuando menos te des cuenta,
Gardel hará su entrada en esta fiesta
para quedarse con nosotros otra vez.

© Alberto Peyrano