10.6.07

Texto de José Manuel Solá


Un día como este

Hay días -como por ejemplo, este sábado- en que uno busca palabras dentro de si mismo, palabras que acaso no han sido escritas, que tal vez ni han sido inventadas aún, para romper con ellas la soledad, el silencio de todos, la melancolía esta que a veces me abate, que me hace sentir la boca seca, que me hace sentir como vacío hasta de mi mismo, que me derrumba sobre aquellas cosas en las que a veces he creido. Pero las palabras, o no están o traicionan lo que quiero decir.

Hay días como este en que quisieras que sonase el teléfono, que te llegara una carta, que alguien -cualquiera- tocase a tu puerta, que fueras sorprendido por el ruido de una colisión de automóviles en la calle frente a tu casa, que un grupo de antiguos estudiantes viniera a invitarte a tomar una cerveza aunque la cerveza no te apetezca; que la mujer de tu vecino venga corriendo a usar tu teléfono porque el marido la abusa; días en que no quieres ver los noticiarios de televisión ni escuchar la radio; días en que quisieras ir hasta la plaza del pueblo o a alguna reunión de poetastros o a uno de esos círculos de aburridos académicos y allí y entonces -como dicen las citaciones en los casos criminales- con premeditación y alevosía, con la intención de joderle la feria a los mediocres, agredir a todos con la presencia de uno -sólo con la presencia, con eso es suficiente-, provocar un escándalo de proporciones mayores al declararse vivo, sólo con dejar establecido que aún el corazón de uno está latiendo, que las emociones de uno contienen la misma fuerza, que los sentimientos aún están vigentes, que uno todavía tiene la capacidad de reir, llorar, perdonar, amar y odiar o ser amado.

Hay días, como este, de soledad absoluta, en los que uno es capaz de tener intenciones, de decir verdades, de proclamar las convicciones más profundas, más íntimas, más liberadoras, más solidarias; días en los que uno quisiera ser más evidente, esencial de alguna manera, un poco más apropiado, certero como una flecha incendiaria, pertinente como un boleto de avión, impertinente tal vez como una llegada tardía o acaso como una palabra vulgar...

Hay días en que uno quisiera tener todas las justificaciones del mundo. La justificación de estar vivo, por ejemplo. De por qué somos hombres, digamos, y no organismos unicelulares. O por qué coleccionamos obras de arte y disparamos telescopios al espacio. De por qué la gente del llamado tercer mundo se muere de hambre o los matan de hambre o de por qué los muertos de hambre apoyan a los militares que los reprimen y aplauden a los dictadores que dictaminan sus hambres y sus muertes.

Hay días en que uno quisiera invertir, revertir, los procesos históricos: de la historia del mundo o de la de uno mismo. Volver a las rebeldías de la adolescencia. A la inocencia y la certidumbre de la niñez. Al regazo, al útero materno, al óvulo, al cigoto, a la caricia que dio origen a todo. Volver a una existencia anterior, a la selva a los desiertos, al terror a las fieras, a la hoguera, a la piedra, a la caverna, a la lluvia, al estampido imponente del trueno, al relámpago, a la vastedad sideral de las primeras noches de la creación. Regresar al ente primigenio. A la arcilla. Volver, digamos, a la intención de Dios.

Hay días en los que uno quisiera ponerse a ver el mar. O días, como este, de tanta soledad, en que uno quisiera ponerse a llorar pero no tiene ni la justificación ni los motivos.

Hay días como este en que no pasa nada...

(c) José Manuel Solá

8 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Son días José donde pese a todo nace la poesía.
Un abrazo Gus.

10.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Si, existen esos días en los que queremos re-inventar el mundo o tenemos la sensación de un gran vacío, pero como dice Gustavo,nos queda la poesía que es una de las mejores formas de subversión.
Excelente.
MARITA RAGOZZA

10.6.07  
Anonymous Anónimo said...

José: Esos días en que desearíamos todo lo imposible, son de algún modo misterioso, siempre posibles en el mundo del poeta.
Cariños
María Rosa León

10.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Bienvenido amigo
esos días nublados
abren las puertas al sol

desde graciela abrazo

15.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Hermano poeta, es una alegría compartirte y leer tus magníficas creaciones.
En el texto expuesto,se resalta perfectamente una conciencia creadora que lamenta, cuestiona y se replantea sucesos y carencias que azotan al ser y su entorno.
Afrontar los estados sensibles es batalla ganada en la vida del poeta, y tú magistralmente con un lenguaje claro, honras con la espada de tu musa, al verbo justo y a la palabra eterna.
Cariño abrazado de tu amiga, Mary Acosta

15.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Un abrazo a todos, a todas. Les leo y les escribo desde la mañana del sábado: siento que todos están sentados frente a mi y conversamos. Bueno, les debo la taza de café por el momento.
Josémanuel.

16.6.07  
Blogger Elisabet Cincotta said...

Y de golpe, mañana amanece y surge la palabra y el papel renace en poema.
Elisabet

18.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Poeta José Manuel: nunca había leído nada suyo. (a propósito agradezco a Liliana Chavez la posibilidad que me diera de acceder a este blog de excelencia)Comencé a leerlo y casi me recordé prestándole el teléfono a la vecina. Alguna vez, muchas veces sentí las mismas urgencias. Comencé mirando la colisión frente a mi ventana, terminé con los ojos anegados, como suele ocurrirme cuando leo a un grande. Decirle "felicitaciones" me suena vulgar.

21.6.07  

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