Prosa de Mónica Palla y Daniel Marino

el ojo despierta tu osadía salvaje encuentro del hombre con el hombre humano destino que tierra y cielo celebran el horizonte es orilla y tu camino alegría canto sincero de auténtica tristeza el mundo es el océano que sostiene y cura tus pies ensangrentados sobre las aguas tu palabra es navío enardecido y tu silencio estela y promesa de rumbo verdadero imposible es el equívoco cuando origen y destino habitan un mismo cuerpo cuando laten idéntico sonido ensombrecido el hechizo de las luces ha perdido su poder ahora tu camino comparte con el agua su sabor elemental manantial que al azul lleva al centro de la tierra en la noche en lo oscuro algo limpia los cuerpos se enciende el alba y el aire es otro respira el gris de la vigilia secreta el humilde silencio que a la máscara acepta despierta tu osadía oculta su presencia en la infinita maravilla del hombre cotidiano rezas el silencio agradecido íntimo lo oscuro se ilumina poderosa entrega que a tus rodillas quiebra y a los tuyos eleva mientras cuerpos mutilados por una guerra necia gritan en silencio su dolor irreparable imposible es el acto que tu mirada anhela minúsculo es el canto que tu voz interpreta sagrada es la vida que a todos cobija las alas desplegadas de un pájaro celeste dibujan secretas fortalezas sabia elección del hombre elemental viento del corazón alado anónima estela del vuelo ejecutado bendices el mañana cuando el presente bendice tu osadía cuando generoso olvidas la indiferente respuesta a la pregunta encarnada obligada errancia de soledad certera los tuyos te alimentan sin saber alimentan la oscura dicha que fatal entregas la alada vigilia que a los tuyos cuida respiras

© Mónica Palla/Daniel Marino