Poema de Carlos Barbarito
ES EL FINAL,
Una cena,
en soledad, a orillas del Mar Oscuro.
Polvo y ceniza. Lo que jamás comería
un animal es lo que comemos.
El nombre grabado en la piedra
tal vez no sea el nombre.
La piedra que cae
quizás no sea digna de ciencia.
La cortina que se rasgó una vez
acaso ya no se rasgue
y el relámpago alumbrará mañana
demasiado lejos del milagro.
Quien ofrece su corazón
se extravía entre perros.
Dientes, ladridos, espuma.
Es el fin. El desnudo se viste
para nadie, el ciego
recupera la vista
para ver apenas la huella de una babosa
en el suelo de cemento.
Sobre una tabla, el mapa plegado:
enormes y diminutos países
luchan por una única bolsa de sal.
Hablan de remotos planetas de diamante,
de ríos y lagos de metano
en otros mundos,
antes hablaron de cometas
asesinos de gatos,
y antes aún de proféticas oquedades
y lluvias de sapos y cuchillos.
Pero es el final.
El naufragio del arca.
La lepra, la peste, la artrosis.
El fuego que avanza.
El agua que avanza.
Pude haberte dicho,
aunque no sea verdadero:
ayer soñé con un jardín,
ayer desperté en un jardín.
Y no te dije nada.
© Carlos Barbarito
5 Comments:
Poema para ir más allá de la lectura, para pensar...
Un abrazo Gus.
Un sueño y una realidad que duele.
Muy bello poema, Carlos.
Un cariño grande
María Rosa León
Pienso como Gus, fui y volví varias veces sobre el poema y me llené de atajos,de senderos, de imagenes precisas y difusas. Pero, debo decir que me cautivó. Y el relampago alumbrará mañana demasiado lejos del milagro./Acaso el milagro no puede ser ese jardín del que no dijiste nada?
El comentario anterior es mío...
Liliana Chavez
Vengo a ofrecer mi corazón a tu poesía, sensiblemente, Fanny
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