3.8.08

Poema de Victoria Asís


Sarabande II

El mismo escenario la conmueve, y las notas resbalan
desde el piano como cascadas, las manos lánguidas recorren
esa huella glacial y transparente.

Son dedos sabios, sensuales, al borde de las cadencias
que en sonoro regocijo, se disfuman en la sala.
Un adagio suena casi impertectible,

de esa mano de textura alada y baja, al centro mismo del placer.
Los sonidos de la Sarabande, enajenan los sentidos.
El piano de Maksim, las cuerdas, los timbales,

se arremolinan junto al bajo y los oboes
la música, es la diosa, sacerdotisa
que invoca al rito tribal y milenario.

Suenan los acordes con extrema dulzura, y se confunden
con el fluir monocorde de las fuentes.
La noche se refleja en la pequeña cascada
y en un soliloquio solemne conjuga,

poesía, música y misterio.

© Victoria Asís

4 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

La perfecta conjugación de la belleza.
Un abrazo enorme Gus.

3.8.08  
Anonymous Anónimo said...

David Antonio Sorbille dijo...
Estupenda tu poesìa, estimada Victoria. Es un placer leerte.

7.8.08  
Blogger María Rosa León said...

¿Qué más se puede pedir en esta excelente conjunción de música, poesía y misterio?
Bellísimo tu poema, Victoria.
Felicitaciones y un fuerte abrazo
María Rosa León

7.8.08  
Anonymous Anónimo said...

Victoria: El adagio está presente en esa explosión de música que dice el poema.
Víctor H. Tissera

3.9.08  

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