Prosa de Cristian Gentile
Cuando el río duerme
Lo único que oigo es tu voz extinguiendo las velas de la noche. Lo único que siento es el frío de no tenerte a mi lado. Lo que imagino es todo lo que existe a falta de la verdad.
Lo único que lastima es el dolor. Cuántas de mis palabras se pierden en el seno del ayer.
Cuántas escenas quedan de una función que jamás comenzó.
El cielo de mi cuarto oye solamente ruegos, contempla al suelo desesperado que sostiene mi cama de espejos. Se sofocan las mañanas mientras espero a la esperanza. Se cierra el círculo de estrellas que acudió a tu medianoche. Duelen los nudillos por enfrentarse a las paredes. Duelen los laberintos que presagian el fin del juego.
Cuando el río duerme todo lo demás queda en silencios. Solo sigo escuchando, empeñado en oír, cómo respiras sobre la almohada, como cierras los ojos, perdonando a las incógnitas. Se hace tarde y cuántas historias se escriben en verso. Sólo sigo sintiendo un frío inexplicable que me amenaza, que me persigue.
Es el frío de tu ausencia. O tal vez es el calor de antiguos otoños. ¿Qué me quedará para sentirte aquí cuando el río despierte, y ya no consiga oír más que a las gaviotas, imitando tu voz, o tema ver el cielo de mi cuarto otra vez, mientras ruego entre los reflejos de mi cama?
No te mudarán de mi cabeza ni un sinfín de inviernos.
Soy el que encenderá una fogata aunque sea en mitad de la lluvia, para que ardan las llamas, hasta que se consuman los instantes.
Verás asomarse a la gloria sobre el astro de oro, y cuando el amanecer nos quite nuestra última voz, solos tú y yo nos veremos, ambos a merced de la tarde. Y luego el piso abrirá sus fauces para intentar arrebatarnos la fantasía.
Quizás todo sea al final de una mañana obstinada, pero cuando el río duerme, algo trae que sabe a tu perfume de lejos.
© Cristian Gentile
2 Comments:
"y elpiso abrirá sus fauces para arrebatarnos la fantasía".Refleja tan bien la realidad.me quedo con eso
carños
Anahi duzevich Bezoz
La ausencia y la añoranza duelen en el alma.
Y el perfume del ayer siempre vuelve, aunque no sepamos cómo...
Besos
Marga Mangione
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