Poema de Ángel Rafael Nungaray
Crece la hoguera de las serpientes
en los delirios de los enfermos
y las dolencias son reducidas a sueños
que marginan la premura terrible de la ciudad
y se precipitan sobre pasillos lejanos
Han de quedarse quietos los instantes de la lucidez
como el sonido del sol en el vértigo de la tierra
porque prefiguran espejismos en la volición de los desamparados.
como antiguas campanas cuyo crepitar herrumbroso
no se olvida
cuyo significado atesora la humedad de las ruinas
y el efecto de la ceniza sobre la memoria
Se acerca el sueño para cubrir
los agitados sentidos de la desolación
Los pacientes se han alejado
y el horizonte con su permanencia
borra la blancura instantánea de sus pasos
La luz se limita al hilo de plata
que sostiene a un silencio plúmbeo.
© Ángel Rafael Nungaray
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