11.1.09

Poema de Ángel Rafael Nungaray


Crece la hoguera de las serpientes
en los delirios de los enfermos
y las dolencias son reducidas a sueños
que marginan la premura terrible de la ciudad
y se precipitan sobre pasillos lejanos

Han de quedarse quietos los instantes de la lucidez
como el sonido del sol en el vértigo de la tierra
porque prefiguran espejismos en la volición de los desamparados.
como antiguas campanas cuyo crepitar herrumbroso
no se olvida
cuyo significado atesora la humedad de las ruinas
y el efecto de la ceniza sobre la memoria

Se acerca el sueño para cubrir
los agitados sentidos de la desolación
Los pacientes se han alejado
y el horizonte con su permanencia
borra la blancura instantánea de sus pasos

La luz se limita al hilo de plata
que sostiene a un silencio plúmbeo.

© Ángel Rafael Nungaray