24.2.09

Poema de Sebastián Olaso



Las veo.
Son dos mujeres que se miran desafiantes
en espera de la lluvia.
Invasores,
el calor y la sed se han vuelto soberanos.
En este paraje donde tantos desiertos se hacen cita,
ya no queda qué ofrecerles.
No todos los que esperan pueden esperar.
No todos los que pierden perderán para siempre:
la inocencia prescribe en el cuchillo empuñado,
de inocentes lágrimas
la sequía convalece. Las veo.
Son dos mujeres ultrajándose sin pausa.
Y sus jirones, sus cabellos, sus movimientos feroces,
y esas miradas bestiales, ese ímpetu animal,
y este despliegue de bravura o de odio o de codicia,
todo esto se me hace indescifrable.
Me pregunto qué sienten ahora mismo que se enfrentan,
que se buscan, que se muerden.
Me pregunto por qué arremeter contra un adversario
sin riqueza.
Comprendo que quizá la sed y la sequía y el desierto y el calor,
o que quizá la espera y el cansancio y el miedo y la impotencia
las impulsen a arrastrarse por el último extremo de las cosas.
Acaso no quieran más que mamarse mutuamente. Las veo.
Son dos mujeres en la resignación furibunda de la urgencia.
Dos mujeres que eficientes combaten
contra lo que no se posterga.
Creo que para entenderlo hay que saber parir.

© Sebastián Olaso

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Terminé el poema como si algo hurgara en mi corazón. Hay imágenes tan pero tan fuertes..."donde tantos desiertos se dan citas" "no todos los que esperan pueden esperar","las dos mujeres ultrajándose sin pausa" y esas miradas bestiales...." guau Sebas, felicitaciones, excelente trabajo, como siempre. Un abrazo angular.

Lily Chavez

24.2.09  

Publicar un comentario

<< Home