15.3.09

Poema de Julio Carabelli



Amarga rutina


Ella apagó su cigarrillo
diciendo:
-esto es una peste-
-una mierda- dije yo
y estiré mi mano bajo la mesa tratando
-todo es igual- dijo doblando el diario
-una calamidad- le aseguré sin poder
le quedaba un sorbo de cerveza
un sorbo
y llamé a la muchacha que nos atendía
la llamé para pedirle otra botella
porque de pronto
al no poder tocarle las rodillas
sentí sed
una sed infinita como un océano de sed
aunque sean duras
aunque sean duras las rodillas
son la entrada
la puerta a zonas más delicadas
zonas a las que la piel va conduciendo
con la suavidad
y puedo imaginar sus poros abriéndose
como esa botella
una botella abierta por una mano femenina
una botella abierta así deja de ser una botella
pero no pude explicarle eso
no pude
porque había bebido mucho y lo único
era tocar sus piernas
su rodilla de vidrio
su puerta de exiguo jadeo que se abrió
como una palabra
y a la mañana siguiente
al dejarle unos pesos sobre la mesa vi
cómo bailaba en sus hermosos ojos
toda la tristeza del universo
esa tristeza que
le había impedido
rasurarse el bigote como todos los días.

© Julio Carabelli

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Un final sorpresivo y espectacular para tu historia, Julio.
Felicitaciones y un abrazo
María Rosa León

17.3.09  

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