Poema de Eduardo Chaves

LA HORA DEL SUEÑO

La juventud era un amanecer ligero entre los dedos
... una delgada transparencia
que invocaba rituales de asombros y cadenas.
Era un misterio dulce que negaba sus llaves
y nos hacía dignos de ignorar
los gestos más solemnes del relámpago
... los templos funerarios
el largo laberinto del recuerdo
y la llaga nocturna de las premoniciones.
Un color de dulzura navegaba en los párpados
y toda incertidumbre era motivo
para iniciar la travesía hacia el planeta de guirnaldas
que en su órbita azul nos cobijaba.
Hoy, aquél disturbio luminoso
se reduce a palabras que huelen a ceniza.
Aquella sed de sol ha llegado al ocaso
para dejar su huella de sombra melancólica
sobre un vago paisaje que evoca las historias
de estatuas taciturnas.
Es la hora del sueño, de la muerte primera,
la que nos hace transitar con manos ciegas
por los antiguos pasadizos que albergaron
hogueras y suicidios.
Aguardo en esta casa silenciosa
la última visita predecible
... con las manos cruzadas sobre un cofre cerrado
donde mi nombre espera
ser escrito por fin con todos sus significados.

© Eduardo Chaves
Foto: Horacio Farroni