Poema de Paulina Vinderman
Es un árbol extraño y no conozco su nombre
(ni su fruto).
Tiene algunas espinas en su copa
y hojas de un verde casi azul.
Miro hacia el camino como reflejo
pero estoy sola, nadie a quien preguntar.
Puedo inventarle un canto: un pájaro lírico
posado en la neblina.
También puedo abrazarlo:
árbol anónimo de consuelo anónimo,
esta ternura hacia lo desconocido
parece ser hoy la única ternura para conmigo.
La inscribo en el Libro del Abandono
(esta ternura que es todo lo que tengo)
y vivo a través de su sueño de inmortalidad.
© Paulina Vinderman
2 Comments:
Querida Paulina, muy sentido el poema,cada arbol o cada persona somos el reflejo de la realidad
Un abrazo
marite
Bella alegoría de ese árbol que bien puede significar la vida misma.
Felicitaciones, Paulina y un beso grande
María Rosa León
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