11.9.09

Poema de Alejandro Mauriño


APOLO SE ESCONDE
A los amigos Carolina y Alejandro Mozzati.


Redondo y bermejo como la angustia,
el sol se pone tras el largo puente.

Más que el oeste, es la bruma densa
quien se traga a la cotidiana estrella.

Por su centro pasan —como glóbulos—
los ómnibus ignaros de su efecto.

Se va otra vez y, más que el muerto día,
rojo sol no sólo el final indica:

la otra orilla del verano laxo;
vidas que pasan en dura sequía.

Se esconde y burla hasta del enano Dios;
del río; de los amantes de la luz;

del puente que es humana referencia;
de la acechante Iglesia y sus miserias.

Mas cantan de alegría cuatro o cinco
locos que vivan su cíclico ocaso:

bohemios; vampiros enamorados;
discípulos de Omar; blancas estrellas.

Y una lejana nocturnal que veo
desde el mismo tiempo. Más Copérnico,
y el mítico y maestro Galileo.

© Alejandro Mauriño
Foto: Gustavo Tisocco

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Alejandro: Otro bello paseo por la mitología y la historia y esos personajes que quedaron en la memoria de los tiempos.
Aplausos y abrazos
María Rosa León

12.9.09  
Anonymous Anónimo said...

Un momento para entrar en esas historias, volver con palabras y sensaciones nuevas.
Un trabajo que busca y devela.
Felicitaciones!
Cristian Gentile

12.9.09  
Anonymous Anónimo said...

David Antonio Sorbille dijo...
Un poema revelador y excelente.

12.9.09  
Blogger deliteraturayalgomas-2 said...

Alejandro, me encantó ese recorrido poético con pinceladas históricas y míticas.
Un abrazo
Betty

17.9.09  
Blogger Alejandro Mauriño said...

Gracias por los comentarios, amigos y colegas. El poema lo escribí en el atardecer de un verano, mirando el puente Corrientes-Chaco, sobre el río Paraná, cuando una dura sequía afectaba a la región y el sol se escondía en medio del polvo que flotaba en la atmósfera. (Y gracias a Gustavo, que sin saber todo ésto, interpretó la idea y puso una foto del puente).
Alejandro Mauriño.

17.9.09  

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