Poema de Alicia Cora Fernández

EL VUELO DE LA GRULLA BLANCA

Me encontré…
detrás de la Muralla China,
al pie de un cerezo en flor,
en la piel de un abanico
y en la caída de una estrella.
Me encontré…
y jugaba como antes, sobre el puente de cañas de bambú.
Hace tiempo, había vivido cerca de allí.
En una casa de papel de seda donde los zapatos molestaban,
y mi cara de bebé estaba pintada de blanco
sonriéndole a los ancestros que me acunaban con perfume de sándalo.
Blanco antes:
el de mis facciones al bailar.
Blanco: en mi presente sin paisajes.
Blanco hasta hoy:
tapando una identidad perdida.
Las ansias de un corazón en sospecha,
poco a poco iban a correr la cortina del olvido.
Desperté…
y descubrí de golpe que soy alguien que tiene raíces
No soy únicamente la hija del corazón.
Soy el fruto del amor
entre una perla oriental y un soldado muerto en acción.
Tengo un nombre chino: MEI HUAN y uno español: MARÍA.
Tal vez algún día pueda pronunciarlos juntos.
Mi identidad reconocida se mira en el espejo que mentía.
¿Porqué el engaño? ¿Dónde quedó la verdad?
Esta realidad alza vuelo sobre las alas de una blanca grulla
ellos, me toman de la mano, los aferro,
sé que fueron y serán parte mía hasta el hálito final.
Pero en estos únicos y preciosos minutos,
mis ojos esperan ver cerca de mi cuna blanca,
la figura de una mamá de posguerra
que me alejó por miedo a un futuro incierto.
Los ojos de mis padres blancos
van a mezclar sus lágrimas con otras,
las de los ojos oblicuos de una pequeña muñeca.
Mi mamá china con cutis de rosa té.

© ALICIA CORA FERNÁNDEZ