CONSIGNA DE DICIEMBRE: Poema de Jorge Luis Estrella

EL HOMBRE Y EL COSMOS

El Hombre camina por las altas cumbres.
Yo estoy en la cama.
El Hombre camina,
la cabeza erguida, el paso seguro
y los ojos fijos en el espectáculo.
Yo miro un plumero
y pienso que, aunque tenga plumas
y se mueva rápido,
no corre ni vuela.
El Hombre camina, ebrio de Heroísmo,
altivo, orgulloso, soberbio.
Las horas se suceden dentro del reloj.
Yo dudo entre ir a lavar los platos
o seguir mirando al plumero
pero éste comienza a volar
y se va alejando hacia mundos perdidos.
Frente al Hombre, el cielo estalla en luces
de planetas, estrellas, lunas, meteoritos,
flautas, quenas, pitos.
y, entre un astro y otro, pasa el plumero
arrastrando polvo cósmico..
La Muerte, que está leyendo el Génesis,
se regodea pensando en el Juicio Final,
pero no se la ve porque está esperando
decir la última palabra escondida
adentro de un florero el que, a su vez,
está tapado por un rayo intenso de luz.
Tampoco se ve a las flautas, quenas y pitos
porque están detrás de dos eucalitos
que están tapados por un planeta,
una medialuna y tres pancitos.
El plumero se detiene
y le grita algo al Hombre
que no lo escucha
ensordecido como está
por la música de las esferas
y el plumero, entonces, piensa
que la vida es un fuego artifical más
salpicando los avatares sempiternos,
un pedazo de casi nada en el sendero del Todo,
una incógnita cargada de respuestas inexactas.
Cuando el plumero está por irse,
inesperadamente, el Hombre sentencia:
” No te aflijas, plumero,
tu misión será la más importante,
porque la humanidad actual, con su estupidez infinita,
va a convertir al planeta Tierra en triste polvo
y vos tendrás que plumerearlo
para que este sector del cosmos quede limpito.”
Dicho ésto, se escucha un bombo, una quena y un pito.
Yo bostezo.

© Jorge Luis Estrella