11.12.10

CONSIGNA DE DICIEMBRE: Prosa de Ana Guillot


Miró finito y achicó la boca. -No puedo- dijo. -No voy a poder- pero no se la escuchaba. Apenas un siseo sobre el borde de esa tarde impaciente. -No voy a poder- repitió. Y fue tangible la veleidad de su frente, ese abrir y cerrar las cejas, que escudriñan, van escudriñando.
-No voy a poder- continuó. Y supo que el verano le haría florecer las piernas en un desaguadero por donde el río se lleva los pudores.
Miró finito. Fiebre y miedo y ganas de desnudar los durazneros, de ser para él tibia y rumorosa. Las cejas acrecientan el ceño, la mirada hondísima de Helena sobre el recién llegado.
Es cómplice el silencio, el calor de ese amanecer que la engulle, que la pone babosa y arbitraria. Que la ata a la contemplación del hombre que su propio esposo invitó.
-Es un huésped de honor- había dicho el rubio Menelao.
Y ella, que no tenía ganas de recibir a nadie, había comprendido. Es atroz el deseo, pensará.
Y alucinará su boca cuando el bello extranjero se instale en su mesa, en sus comidas, en sus tardes pequeñas.
-Vamos a llegar hasta el tesoro- había repetido Menelao. Y ella fue toda ojos, toda exhalación.
Las naves acaban de llegar y ella lo ve. Altivo como un dios, bajando la escalinata, con el pie en la arena, en su cintura. Lo mira desde lejos. Pero las murallas parecen borrarse entre los dos.
-No voy a poder- repetirá. Ella esperaba. No seguir el mandato. Rebelarse a los hados sobre la contundencia de esa casa, en la que reina y discurre cada día. Pero no. El relámpago acaba de caer. Y con él, esa torre desde donde lo mira.
Entonces ya no habrá árbol, ni raíz, ni juego, ni padres, ni esposo. No habrá más que ese hombre. Su lento desparpajo, su mandíbula.
Blanca como miga de pan, Helena se perfuma. Hay un calor ocioso y verdadero cuando termina de peinarse y avanza, decapitada, sobre el tablero.


© Ana Guillot

4 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Gracias Anita por participar de esta consigna, que le agregó magia al sitio.
Un abrazo Gus.

11.12.10  
Anonymous Anónimo said...

gracias siempre a vos, Gus querido, tremendamente generoso.

12.12.10  
Anonymous Anónimo said...

Una joya de historias recreadas en tu prosa bella y original, como siempre, Ana.
Aplausos, bises y besos
María Rosa León

12.12.10  
Anonymous Anónimo said...

Me parece ver al Rey roto en el tablero. La prosa de Ana me resultó de una belleza y de una calidad literaria superiores. La llegada de París a los ojos de Helena y ARDIÓ TROYA.
Besos.

Jorge Luis Estrella

22.12.10  

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