Poema de Alicia Márquez

ECONOMÍA DOMÉSTICA

Teresa, poné la mesa,
si no tenés pan, poné tu cabeza.

En mi casa vuela el yeso,
saltan los colores
y planea la arcilla. El polvo de arcilla.
En mi casa viven artistas.
Pintan, esculpen, graban,
dejan hojas por el piso,
decoran la cocina,
salpican el patio,
dejan motas doradas en las manos del filodendro.
Como son todos artistas,
en mi casa se practica la economía.
Los poetas no somos artistas.
Somos poetas.
Y también practicamos la economía.
Por eso, se me ocurrió,
en un arranque doméstico
preparar una rica sopa de arcilla.
Le puse mucho queso
(sí, está caro, pero los gustos
hay que dárselos en vida)
y quedó igualita a la sémola.
Después vino el problema.
Nos salían por la boca
jarrones de la dinastía Ming,
guerreros que miraban oblicuamente
la heladera,
potiches chinos, bastante berretas,
de los dedos se nos escapaban platitos
para el té, tazas enormes,
compoteras y más jarrones.
Alguien dijo que podrían venderse.
Los demás nos negamos.
Ahora el problema reside en ubicar los jarrones,
los cuadros, los potiches, las esculturas,
los grabados, los guerreros oblicuos,
los dibujos, las compoteras
y los poemas, que ocupan poco lugar, pero
los libros, mamá, usurpan mucho espacio.
Ja. Ja.
Vuelvo a los fideos con pesto.
Y barro la arcilla.

© Alicia Márquez