Poema de Cesar Vásquez lópez
En lo abisal del alma
el resplandor de Atmán.
Lleno de enigmas
surge el espíritu Apeirón.
Nada de nosotros mismos:
sólo el místico vestigio
y el vuelo que cae roto.
El Hacedor de todo:
...de Luzbel y el Cordero...
Eres, la sempiterna Savia
yo, la imperecedera rama.
Cual increado Manantial
desde el Principio:
el estruendo de tus aguas.
Provienes de la nada:
como un canto en mi espíritu.
No quiero ser
una parábola en llamas.
Antes distante:
de la Bestia en su trono,
de la tierra en su ocaso.
Semejante sí:
al tronar del viento,
al resplandor del Verbo.
Semilla soy
engendrado en esta era
A la espera del Paráclito,
la revelación de mi arcano.
No temo:
al futuro ruido de las aguas,
la conjugación de unos versos
En mí está:
el resplandor inefable de tu Luz.
No temo:
al canto final de las trompetas,
a la ascensión de mi espíritu.
Embriagador sino el mío:
vislumbrar mi devenir eterno.
Mi alma de otras alturas
sempiterna águila.
Distante del hombre
mi calvario por la tierra.
Transfigurado por el divino rayo:
mi arcano de inmortal pájaro.
Como mustias hojas
mis terrenales huellas.
Qué más puedo musitar...
Mi espíritu relumbra
como un relámpago de la eternidad.
© Cesar Vásquez López
(Poeta de Chile)
De “Canto de transformación”
1 Comments:
ser eternidad César es la consigna.
Muy buen poema.
Un abrazo Gus.
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