Poema de Ricardo Rubio
LOS ÁRBOLES Y LOS DRUIDAS
Extendido a la sombra, morada de la noche,
retraigo los lugares de mí:
las espinas del tojo y el agua de lluvia.
Una mano agrícola contrae estas venas
y siembra un silencio antiguo en la geografía del azar.
Los Ogros impacientaban la greda
arrullando urgencia y quemazones;
los Elfos cerraban los bosques con fraguas y arquerías;
los espectros villanos,
robadores de calma en las aguadas;
los Colosos que al menor ruido fatigaban el estruendo.
Y había gnomos para alegrar las fiestas
donde no llegaba el Lanzador de Esporas;
Gigantes de Piedra y de Fuego
caminaban la tierra de la vida y el imperio anterior.
Esas son mis leyendas,
extremos de los días y las noches regidos por el roble,
genealogía de sueños donde intentan volar los Urogallos,
donde los Grifos juegan a duendes,
donde el Fénix es azul y no es bueno.
Celta impaciente, mi madre,
evita el Fantasma de los Abedules:
echa al aire su oración y canta.
© Ricardo Rubio
2 Comments:
Bello poema Ricardo, se siente lo celta...
Un abrazo Gus.
Hermoso tu poema, Ricardo, con toda la magia de la mitología celta.
Cariños
María Rosa León
Publicar un comentario
<< Home