Poema de Gabriela Pais

Las Ruinas

De la sección Sala de espera

Marzo de 1976

Comienza la incertidumbre,
grito de dolor en desmesura
silbido, látigo azotando la espalda,
primera piedra que se lanza para esconder la mano
con la misión oculta bajo el puño;
lo pavoroso que se diga de una vez
y se anuncie tormenta
barro, sangre, miedo,
signos implacables donde el cielo permanece claro,
bocanadas de fuego a punto de estallar,
dragones feroces aullando en el ojo del huracán,
desconcierto en el aire y en el mar,
violencia de los vientos,
y yo en un pozo de profundo silencio,
sin nombre, nadie me habita,
animal fuera de la historia,
atravieso los límites inmemoriales del alma,
aguardando no sé qué determinación,
no sé qué palabras, ni qué gestos,
ni qué aromas familiares capaces de cobijarme,
tanto frío, tanta soledad, tanta máscara.
Acuden los olores de los que no están,
se pierde toda referencia,
cuando hay sólo un punto donde posar la mirada, y las lágrimas:
la línea retrocede,
se pierde en los puntos insondables de la infancia,
serpenteantes laberintos la memoria.

El corazón,
aceituna arrugada, sabe,
sabe, aunque diga no saber,
asignaturas pendientes marcadas por la pérdida,
cansancio
y alguna forma de victoria,
soberbia convertida en ruinas en no sé que lugar oscuro del alma.

Callo pero sé, ignoro pero sé
como los pueblos que intuyen su sabiduría
aun en el más insondable silencio.
Tanto dolor de saber
y no hay retorno.

Ahora, la ronda insomne alrededor de la cama vacía,
alrededor de la plaza,
rueda que rueda la rueda, las arenas infinitas de la historia
y del alma.

Esta sala es un agujero en el que se cae lentamente,
imperceptiblemente, una película en cámara lenta, cine mudo,
enfermedad terminal, escombros, ruinas del fin de siglo
grietas en las paredes, derrumbe.

Movimiento que va hacia el lugar desconocido,
certeza de lo que se ha tenido, y lo que no,

Grito mudo el desgarro del universo.

© Gabriela Pais