Poema de Paolo Astorga
NEW YORK
los rostros que nos llaman suavemente a ser parte de su reino,
mientras esconden el puñal
de hombres emborrachados por los rascacielos
y mujeres heridas por los números.
Tu corazón era un insecto,
eras pateado hasta morir si reías,
si te burlabas de aquella estatua blanca que no dejaba de llorar.
Debajo de los puentes
el silencio nacía mientras gritaba el hambre
y las sirenas policiales como perros
mordiéndonos la piel.
Al final de la tarde
eras siempre un millonario
un grandioso hombre exitoso y millonario
cargando entre tus brazos
el cuerpo inerte
de tu hijo.
© Paolo Astorga
Foto: Gustavo Tisocco (Cementerio de Recoleta -Buenos Aires-)
3 Comments:
La ciudad como la cómplice, la asesina, la que al final triunfa...
Un gran poema Paolo.
Un abrazo Gus.
Excelente tu poema, Paolo. Esa eterna historia de los que son tan pobres que no tienen más que dinero y se deslizan por la ciudad impiadosa.
Cariños
Maria Rosa Leon
Duro y real poema, siempre sucede igual.
Elisabet
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