Poema de Roberto Roséndiz Carmona
AHORA LA CIUDAD
libar la sangre
convertir la carne en ceniza
hablar del pubis
de la voz de los azulejos.
puede gritar el sabor de los costados
suspirar abiertamente
por el olor de la entrepierna.
deletrear los labios
abrir con la lengua las comisuras de la boca
reconciliar el sueño
el invierno insignificante de la almohada.
puede cantar sonetos
escritos en la soledad de un cuarto
repetir su nombre
hasta que quede ronca
burilar las letras en las paredes
chasquear un látigo
repicar los campanarios
un verso amargo
que carcoma la ventana de los huesos.
desenterrar el hacha de los guerreros
declarar su enojo
pintar el rostro para la última batalla
secar al sol la furia acumulada
tasajear la piel y las palabras.
puede violentar el silencio que le impusieron las prisiones
teñir con óleo la espalda seductora
los refugios intensos de su cuerpo
el latido
el convulso vientre.
Ahora la ciudad
puede gritar
a los cuatro vientos
los besos de las tres de la mañana
exhibir los secretos
el naufragio
el sinuoso camino al cementerio.
Ahora la ciudad
puede humedecer la piel y los instintos
recordar la lluvia de palabras
la habitación azul
el perfume de las rosas
la fragancia de los alcatraces
el amor que el mar les trajo entre las olas.
Ahora la ciudad puede gritar su nombre
mordisquear el secreto
la piel
entumecida…
© Roberto Roséndiz Carmona
2 Comments:
Excelente poema Roberto, metáforas impecables...
Un abrazo Gus.
Bellisimo tu poema, Roberto: perfecta la factura y profundo el contenido.
Un cariño grande
Maria Rosa Leon
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