Prosa de Mónica Palla y Daniel Marino
haber nacido feliz grito que la muerte no silencia necesario suceso que a muchos incomoda oscuros presagios rodean al muerto que arrancado de su tumba vocifera maldiciones contra el regalo recibido amarga letanía cada paso de una vida degradada en lágrimas vacías y prójimos lejanos indigno es el hombre que empecinado desprecia lo dado indigno es el canto que hiela al corazón alado indigna es la cobarde carrera que intenta alejarte de tu parto responsable de haber nacido bajo la inmensa tristeza del hombre que impotente contempla al hombre que a la vida maldice bendices de sincera rareza definen tu existencia lo que sus ojos ven paradójica sencillez su convicción niega construyen laberintos de inciertas teorías que caen a tu paso abandonadas las ruinas no encienden tu pasión a los cuerpos te acercas a ese cuerpo único y tullido que no inventa dolor no es en la multitud donde tu palabra encuentra a su palabra donde tu silencio escucha minúscula sencillez del vínculo donde la impotencia engendra no son los eclipses ni las tormentas los que traen las sombras un oscuro velo cierra los ojos de los hombres tus palabras no atraviesan esa niebla todo está escrito y aunque sea inútil el esfuerzo no dejas de hacer el trabajo que te ha sido asignado hablas impotencias actúas pérdidas caminas círculos aún así tus lágrimas son la sangre del mar lluvia que alguien recibirá inesperada
2 Comments:
Cada verso es una delicia, es un placer leerlos.
Un abrazo Gus.
Bellisimo texto. Gracias por compartirlo con nosotros.
Un cariño grande
Maria Rosa Leon
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