Prosa de Mónica Palla y Daniel Marino
originaria sonrisa de osamenta donde no hay labios que dibujen falsedades donde no hay palabras que encierren maravillas despojado de carnal blandura lo esencial del blanco ilumina no es color es desmesura que a los colores todos cobija es resplandor que espanta a los malditos que bendices incansable es vacío que a tu nombre ignora y a tu ausencia engendra nadie eres minúsculo fauno entregado a vitales deleites que la carne oscurece y los tuyos descreen tu furia es la solitaria fiesta de tu sangre la indignación su ropaje el perdón su destino salvaje entre los hombres pretenden ausentarte ignorando tu amor no eres un cuerpo condenado por los ojos no eres palabras de historias pervertidas no eres luz de pupilas dilatadas tu suerte ha sido echada como un invierno crudo hielas la mirada de los tuyos como un tórrido verano a sus manos quemas y a su cuerpo enciendes no eres palabra ni silencio no eres camino a la mentira ofendes el sabio mercado desprecia tus saberes en tu cuerpo descuartizado nada encuentran no hay ganancia hay simiente
2 Comments:
Si hay simientes entonces los despertares tienen aún sentido y vuelo.
Un abrazo a los dos, Gus.
¡Bellísimo texto, Mónica y Daniel!
Una verdadera fiesta leerlos.
María Rosa León
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