Poema de Alejandra Dening
Embriagado hasta no poder levantarse de la vida
no hay suspiro de futuro para ver
(no hay dónde apoyarse)
un niño pasa y lo mira,
una hoja se suicida en su cabeza,
y él, se orina en su tristeza.
Tiene sed, tiene vino
tiene más pena que olvido.
Abre los ojos
le cabecea al precipicio
le canta un padrenuestro a las hormigas
y vuelve a esconderse en sus párpados.
Hoy bancos de niebla tiñen Buenos Aires
y en un banco de plaza él desploma sus penas.
© Alejandra Dening
5 Comments:
Ojalá poemas como el tuyo Ale nos ayuden a despertar y a ver, sobre todo a ver...
Un abrazo Gus.
Sobrecogedora realidad cotidiana en nuestra amada Buenos Aires. El ser humano que describes, condenado al ostracismo y al olvido... es un espejo de cada lector que has convocado. "Ah, si diluyéramos las ideologías que nos separan y cantáramos todos, junto al río, un himno a la Creación, muy otro sería este mundo"... y ese hermano olvidado en el banco de su plaza sería una utopía.
Alberto
Excelente y desgarradora pintura de la realidad cotidiana, Ale. Perfecta su factura, como siempre.
Un beso grande
María Rosa León
Sencillamente conmovedor, duro en la realidad, terrible en la ceguera de los otros que pasan sin mirar, tropezando con el banco, percibiendo algún olor sin querer saber, ignorando que también es prójimo que duele.
Excelente.
Besos,
Migdalia
Poema que traza lo que sucede en nuestros países, principalmente en nuestras capitales latinoamericanas. Abrazos, Julia
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