Poema de Irene Zava
HIERRO BRONCE ESPEJO
En ese instante en que la noche se despide
y todo se aquieta, regreso
al laberinto. Hierro. Bronce. Espejo.
Cargo sobre los hombros un museo,
mi propio infierno.
Despunta el alba y escucho
el canto de la alondra.
Con un gemido que no llega a la garganta,
giro dentro del calidoscopio donde
una tenue luz da forma al universo.
4 Comments:
Como un encierro, como estar retraído sabiendo que afuera está la luz.
Un abrazo Gus.
El paisaje nocturno y todas las imágenes evocadas me hicieron ver tu poema como una pintura bellísima. Me alegró mucho leerte, Irene.
Un cariño grande
María Rosa León
Un poema con imágenes cargadas de contenido; y esa luz al final...
Muy bueno.
Graciela Bucci
Me maravilla tu habilidad para expresar sentimientos tan fuertes en cuatro lineas!!!!! Muy lindo y muy profundo.
Besitos, Marita.
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