Poema de Isabel Krisch

a veces uno despide seres
de sí mismo
y se hace difícil sostener
ese vacío que deja lo que de uno parte
como no se reconoce coherencia
en el rostro de la foto
en los mil tonos de sepia
que nos contienen

a veces
uno cree que
en algún pedacito de cielo
(quiere creer)
hay un espacio donde se almacenan
nuestros despojos

absurda creencia
pero se repite el rezo en ritmo
en compás murmurante
hasta el agotamiento de la voz
hasta la ausencia

a veces
uno aprieta lo que posee con desesperación
y sostiene con las manos
dolientes hasta la catástrofe
y llora hasta el desánimo
por lo que no se debe
por lo que ya no sirve

© Isabel Krisch