21.3.08

Poema de Paulina Vinderman


En mi collage, hay una luna asombradísima
de mi presencia en la tierra todavía,
y un cascote rojo pegado a la palabra puente,
escrita con pincel sobre algo parecido a un muro.

¿Huelen el encierro?

Siempre se hace tarde en ese lugar
y nadie responde el para qué.
La oscuridad es una razón, una lógica inmutable:
está hecha de los corazones de las barajas
que usaba en mis castillos.
Bajo el negro de humo está el lobo a mi puerta
(esa puerta recortada de una foto).
Lo acariciaré en el umbral, lo miraré hasta el fondo
de sus ojos de oro inconquistable.
El miedo y la muerte no tienen su figura,
están pintados de blanconada en el rincón derecho
como símbolo de una boda en la nieve,
de la música que no se oye salvo en la inexistencia
de todos los reflejos.

¿Pueden tocar el dolor?

Es una noche sin palabras,
es tu amor distraído detrás del alambrado visible.

© Paulina Vinderman

4 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

La muerte como el encierro, como el dolor más grande, bello poema.
Un abrazo Gus.

21.3.08  
Blogger S .M.T said...

El miedo y la muerte han tomado forma y figura en tus bellos versos.
un abrazo

21.3.08  
Anonymous Anónimo said...

Muy bello tu collage, Paulina. Me conmovió mucho.
Un cariño grande
María Rosa León

22.3.08  
Anonymous Anónimo said...

Pero en el rincón derecho, Paulina, nos queda la balconada plena de la nieve de poesía, aquélla que bien conoces y que tan luminosamente describiera Yves Bonnefoy. Sos grande, y la reflexión poética os hace superior. Tocás, Paulina, el horizonte desde el envés de los espejos. Pocos lo consiguen, Vinderman, desde acá o desde allá, siempre, amiga, desde el umbral, recogiendo los frutos de la "terra nullius" que ya es para siempre vuestra.
Os leo impenitentemente, y cada vez que vuelvo a vos, me sorprendés y os gozo.
Pere Bessó.

24.3.08  

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