Poema de Rubén Balseiro

Dolor

Quiero decir,
pero crece la tierra y me roba sus árboles,
se hunden las raíces en mis manos
y entonces, ya sin voz,
es cuando grito.
Cuando estalla el silencio sin su voz,
el sueño sin su noche,
el humo sin su fuego
y arde la vida
como el dolor arde en la boca del hambre.

Esto está más allá,
es el río y el canto de los pájaros
y la ventana abierta en la noche cerrada
y está en la noche el sueño
y en el sueño está el fuego
y está tu voz.
Pero estalla el silencio y me quedo vacío,
en un andén de niebla,
en viejas estaciones incendiadas de otoño
con pañuelos caídos
y manos que presagian la partida.

Así nace en la boca su antigua mordedura,
como un beso de sal en la noche dormida,
como un beso de muerte en el ojo cerrado.
Tu mano, está tu mano
y tu voz que repite, ahora, pero callo,
me silencio en el grito
y busco, voy buscando,
la palabra precisa,
la razón de la búsqueda
y entonces me desbando,
como un galope solo,
como una enredadera que trepa a su destino,
como un río extraviado en busca de su fuente.

Así voy, así vamos,
creemos que se puede compartir la alegría,
¡mentira! no se puede,
sólo existe el dolor,
aunque el dolor, a veces,
nos provoque risa.

© Rubén Balseiro