21.5.08

Poema de José Emilio Tallarico


Rueda en carne la luna.
Su orgullo, su misión indomable.
El cielo abre una rosa y aquí,
en el menor espacio, soy varón desterrado.
Llena de sombra apareciste.
(Te dejé ir cuando comprendí que frente a mí
se deshacía una palabra: paraíso.)
Nadie voceará por nosotros.
Un dios hizo el camino florecido
y después nos quebró.

© José Emilio Tallarico

4 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Como un designio que aniquila, bello poema.
Un abrazo Gus.

21.5.08  
Blogger Avesdelcielo said...

Sabemos del paraíso y estamos en el destierro. Por eso la misión de la poesía. Muy bueno.
MARITA RAGOZZA

22.5.08  
Blogger María Rosa León said...

Un bello canto de amor y desamor.
Como siempre, encontrarte, escucharte y leerte es una experiencia placentera, José Emilio.
Un cariño grande
María Rosa León

23.5.08  
Anonymous Anónimo said...

José Emilio, tu letra es un tributo a la "diosa blanca", a pesar del destierro y del paraíso perdido.

Elisa Dejistani

26.5.08  

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