Poema de José Emilio Tallarico
Rueda en carne la luna.
Su orgullo, su misión indomable.
El cielo abre una rosa y aquí,
en el menor espacio, soy varón desterrado.
Llena de sombra apareciste.
(Te dejé ir cuando comprendí que frente a mí
se deshacía una palabra: paraíso.)
Nadie voceará por nosotros.
Un dios hizo el camino florecido
y después nos quebró.
© José Emilio Tallarico
4 Comments:
Como un designio que aniquila, bello poema.
Un abrazo Gus.
Sabemos del paraíso y estamos en el destierro. Por eso la misión de la poesía. Muy bueno.
MARITA RAGOZZA
Un bello canto de amor y desamor.
Como siempre, encontrarte, escucharte y leerte es una experiencia placentera, José Emilio.
Un cariño grande
María Rosa León
José Emilio, tu letra es un tributo a la "diosa blanca", a pesar del destierro y del paraíso perdido.
Elisa Dejistani
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