27.5.08

Poema de Roberto Reséndiz Carmona


DIEZ DÍAS

Diez días le bastarán
para olvidar el amor de temporada
para que busque refugio
en los brazos de su madre
desayune un poco de pan con sus hermanos
corte de tajo las flores del invierno.

Diez días le bastarán
para encontrar nuevas palabras
borre los poemas aprendidos
pierda las imágenes del agua
los adivinos del mercado del olvido.

Se fue en el primer vuelo de ayer en la mañana
no dijo adiós
no dejó ninguna nota
sólo el perfume derramado por la sala
y un beso rojo sobre el espejo biselado.

No debiera llorar la despedida
será mejor
recordar los frutos de su cuerpo
inundar el jardín con flor de piedra
encender la fuente
para que fluya el agua
sobre los azulejos ondulados
bañe los instantes que se fueron.

He estado observando
el arcángel que emigró
de San Miguel Allende Guanajuato
el brillo de su manto me recuerda
los atardeceres de mi pueblo
y su mirada
las luminosas notas
de un saxofón de madrugada.

No he querido dormir
sigo sentado en el sofá de la recamara
he repetido
una y otra vez
La primera vez que vi tu rostro
grabo en el alma el clarinete
el sangriento ritual del círculo cuadrado.

No dormiré
ayunaré los días que sean necesarios
quiero morir
olvidar el rostro de mi madre
el dulce sabor de las manzanas
el silencio que galopa
irreverente por el cuarto.

Diez días
pueden bastar para quemar las velas de la barca
para dejar arder
la cera y el pabilo
desmembrar
de la manera más fácil
las alas de una mariposa.

Hicimos el amor como adolescentes
no importó el frío
ni las lluvias decembrinas
lo mismo era un sofá que la escalera
y un pedazo de pan
se compartía
sin preguntar los años.

Florecieron los huesos
cuando las piedras se ablandaron
en una olla de barro de Patámban
cuando las aves picotearon los sueños
y tejían con sus patas el desvelo.

Me gustaría aquietar las manos
matarme de hambre
quedarme sin saliva
ayunar cuarenta días
hasta que el mar arroje
un puñado de marinas
los corales negros sin espinas.

Quizá deba insistir
para ver si puedo burlarme del destino
de las ortigas que florecieron
en una carretera
sin ruta definida.

Tal vez
diez días le sean suficientes
para quemar las puertas de los cuartos
y visite algunos camposantos
lleve flores
piedras
ruegue un poco de piedad por el silencio
tiemble de miedo por el viento.

Diez días
le bastarán para olvidar el lenguaje de las aves
para cerrar los párpados
y quemar los poemas que escribimos
para olvidar la lluvia
la ternura que ingerimos
en cualquier calle del mundo.

Diez días
para desayunar un poco de pan con sus hermanos
para que Dios
se apiade de nosotros...

© Roberto Reséndiz Carmona

5 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Dolor, resignación para empezar de nuevo...
Buen poema amigo, un abrazo Gus.

27.5.08  
Blogger María Rosa León said...

¡Bellísimo tu poema, Roberto!
Me hubiera gustado oírlo en tu excelente expresión, como otros tantos.
Mi afecto y admiración desde estas tierras del sur.
María Rosa León

28.5.08  
Blogger Avesdelcielo said...

Al poeta le bastan diez días. A mí me acompañará
siempre este poema que lo releeré. Felicitaciones al autor.
MARITA RAGOZZA

28.5.08  
Anonymous Anónimo said...

Roberto: lindísimo poema.Diez días un mundo para el recuerdo. Un abrazo, Laura Beatriz Chiesa.

28.5.08  
Anonymous Anónimo said...

Querido Roberto:
una maravillosa poesía. A veces uno tiene una estrella por un instante en las manos y el destello queda grabado para siempre.
Realmente bellisimo.
Lamento no poder acompañarlos en Mexico este año, por un cambio de trabajo.
Tal vez el próximo año.
Que brille la palabra.
Gabriela Delgado

5.6.08  

Publicar un comentario

<< Home