Poema de Fernando Trejo

................................. A Rossana

Chimbote es una voz que truena
con el sigiloso andar de su marea.
Es un silencio etéreo
cuando uno pone los pies
y bebe en una noche
el salto de los peces
y coloca en los ojos de una mujer
la triste despedida de los barcos.

De tarde
cuando el mar es un montón de luces
sucediéndome a lo lejos.
La vida se aletarga
porque uno no sabe qué camino
nos lleva a Isla Blanca
para brincar al sol
y atrapar el día.

De noche
las estrellas
se asoman bajo el agua
y los ojos – en espera de todo –
se hunden en el vaho de un mar insoslayable.

Allí,
la voz de una mujer sucede de repente
y me invita a probar de ese mar triste
de ese mar que gime a su otro mar
de ese aguardiente que acicala mis huesos.
Y la bebo toda a ella.
Es una sombra ese delgado abismo
que coloco a mis espaldas
en sorda voz que lenguo
hacia la altura.

En múltiples palabras,
te digo que mi mano
quiere llevar ese terrón blanquizco de tu puerto.
Que tu boca aparece cuando enciendo una estrella
que mis sueños
no abarcan tanta isla.

Y aquí,
sin ganas de volver, te digo:
-los oleajes llevan tatuada
una sed incolora
hacia mi pueblo-.

© Fernando Trejo