Poema de Paolo Astorga
AV. AREQUIPA
Una señora está sentada sobre una flor agonizando
y ha vuelto abrir el relicario de su vida,
una falsa estatua de madera
entre sus brazos que escarban el silencio.
Un hombre anciano
la mira y no deja de llorar
de regalarle flores y cantarle que la ama.
No para de besar su frente
sus manos, no cesa de acariciar sus cabellos.
Un niño
tirado en el césped ha cargado entre sus manos
la soledad
la enfurecida realidad de su desnudez
y ha visto su muerte,
en una tenue boca que se abre
mientras todo se olvida
debajo de los sueños,
aquellos que no dejan de morder mi carne quemada.
© Paolo Astorga
2 Comments:
Poema de múltiples lecturas, en todas duele.
Un abrazo gus.
Muy bello y conmovedor, tu poema, Paolo.
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León
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