Poema de Ricardo Juan Benítez

Decadente

El extraño está frente a mí.
Su mirada cargada de angustia
reclama sorda comprensión.
Ambos balanceamos en la mano
una copa llena de sombras.
El extraño es diferente…
surcos sobre otros surcos
el cabello cano ralea.
En su viejo smocking
con zapatos charolados,
la camisa empapada de dolor
el moño suelto y mustio.
Parece que nada ha cambiado
pero el tiempo nos dejó su huella.
¡Alza, peregrino, tu cáliz!
Brindemos por lo que fue
y por lo que será…
La fiesta termina ya
el bullicioso cortejo
nos deja más solos
con nuestra soledad.
Mientras clarea el alba
Miro, aturdido, de soslayo
como caminas sin rumbo
dentro de nuestro abismo azogado.

© Ricardo Juan Benítez