28.10.08

Poema de Paulina Vinderman



En estos días nunca despierto del todo,
me siento en el borde del sueño
a punto de caer de bruces, y me dedico a
espiar el cuento en su final.
Hay una tormenta en la cabeza calva
sobre la almohada
y un patio desnudo en la mía.
La noche fue un pizarrón
donde escribí mi piedad más ordenada,
la más benigna.

Ojalá nevara.

El ruido de los jarros de aluminio
con el té con leche, es mi llamado en la
mañana, aclara mi mente tímida, mi
grave respiración.
El día es opulento,
lleno de manchas en el piso,
estoy atrapando el adiós:
el ojo de mi" halcón de vida",
"no por su ojo sino por su alegría"
piso la nieve que cae, en otro lugar.

© Paulina Vinderman

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Despertar y no despertar del todo, Pulina, creo que es el sueño y también la misión del poeta.
Un aplauso y un beso grande
María Rosa León

29.10.08  
Anonymous Anónimo said...

"despertar y no despertar del todo", creo que es el sueño y también la misión del poeta, Paulina.
Un aplauso y un beso grande
María Rosa León

29.10.08  
Anonymous Anónimo said...

La poesía de Paulina logra ubicarme en un límite en el que pierdo la noción de lo que sucede más acá o más allá. Solo me siento estar en ese borde sutil y abismal de la más profunda condición humana transitando sobre la línea insoslayable del arte con mayúsculas.
Gracias
Alicia Perrig

1.11.08  
Anonymous Anónimo said...

Hay un sutil limite entre lo onirico y la realidad,es un abismo entre la primera parte del poema y la segunda
Besos
Marite

2.11.08  

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