Prosa de Romina Cazón
PERROS ESQUELÉTICOS
La casa en donde viví es un cementerio. Allí reposan voluntariamente los restos de mis abuelos y mis padres, a quienes solíamos llorarles cada lunes hasta que formamos una nueva familia. Y las plantas que adornaron el jardín murieron por el temporal y también por mi culpa y la de mis hermanos porque fuimos incapaces de conservar la naturaleza en el lugar que debía estar. Los enanos de yeso se hicieron polvo en el primer intento de cruzar la calle y ya nadie supo nada. Lloramos, pero es tarde. La casa ahora es de los perros esqueléticos que son empujados por la brisa.
© Romina Cazón
1 Comments:
Romina: un poema con culpa por dejar avanzar el tiempo, con descuido. Tal vez sumando esfuerzos pueda revertirse y los perros esqueléticos deban buscar otro abrigo. Te abraza, Laura Beatriz Chiesa.
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