26.2.09

Poema de María Amelia Diaz



PARA JUSTIFICAR A CAÍN


En el principio fue la luz
el día y la noche sin ventanas,
un dios primerizo cumplido en todos los colores del agua;
y en la redoma donde todo empieza, las fragancias,
el verde desteñido sobre el verde;
y después los vientos, desde la línea inicial del horizonte.
Pero faltaban ellos para arrojar a los tentáculos,
dos cuerpos apenas sombreados por el vello,
y los formó desnudos, como si no hubiera tentación posible.
Él había creado el Paraíso. No,
no para que arrebatáramos al vértigo la alegría,
en el Paraíso reptaba la serpiente de su ira.
Pero ellos no sabían,
y bastó la manzana para enviar al Ángel,
un pretexto fugaz en el árbol primero,
la espada del Ángel y el hielo en los huesos.
Después la historia se repite:
Eva y Adán ..... / ..... Adán y Eva
inocentes contra el mundo de la doble tiniebla,
la carne consumida por el dolor y el tiempo.
Y la primer violencia
echando sus raíces bajo el cielo.

© María Amelia Diaz