Poema de Jorge Manuel Herrera
Dalícienses
Es tiempo de comprar una estrella
que adorne la agonía de mis amigos.
Por si acaso llueve:
lío cigarros a sus costados,
libo sus ebriedades
y humecto mi ironía.
Enterados de una constelación,
apunto de estrellar,
me cuentan historias de mujeres infinitas,
mujeres de gran orbe
y mujeres anfibias.
Me dejan preguntando:
¿Sí entre el mar y el cielo,
es posible saber del diámetro de un pezón?
Son tantos mis amigos, cómo demonios tengo.
Me reúno a disputar la ficha
y estrechar los vasos con
kaiquemas, chaneques y tlanxanas.
Sinceramente,
son buenas personas,
su gran defecto es tejer sueños
con trompas de elefantes.
Nunca están conformes
con el giro gravitacional del planeta.
No cabe duda, lo suyo es la arbolaria;
un día consumen amaranto
y al otro también.
Me encanta reflejarme en sus ojos beatos,
contagiarme de su no ser humano
y amar sus diamantes discursos,
para luego embrutecer
en las altas horas de la luna.
Podría ser un feliz inconforme.
–más no puedo hablar tanto de mí–
El día menos pensado,
les invito
un poco de la arena que en mi puerta
dejan de madrugada las hormigas.
Creo que ya es tiempo de regalarles una palabra.
© Jorge Manuel Herrera
1 Comments:
¡Gracias por el regalo de tu palabra, José Manuel!
Un gran abrazo
María Rosa León
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