Poema de Alicia Cora Fernández

PUCHOS

Aspira una bocanada de aire robada al día.
y el esbozo de una sonrisa,
crepita entre sus dientes.
Su pasado, presente y futuro
flotan arrugados en la flaca mochila sin ropas.
Su libre albedrío olvida la convivencia.
No se aferra, no permanece, no perdura.
No busca el norte, ya no lo necesita
Vive con el rabillo del ojo enfocado al sur.
Un pucho recogido de la zanja seca
y encendido de prestado le ilumina en rojo la cara cenicienta.
Pregunta por mis risas perdidas,
por la vida que huyó de mi memoria,
y por aquellos sueños que no cumplí.
Me presta una oreja
y cuelga orgulloso su diploma fantasma de sicólogo
en el paredón del puente-casa.
Me confieso, hablo mucho y escucha más.
Compartimos el segundo pucho.
y mi razón se anuda a la suya.
Mañana va a enseñarme a robarle aire al amanecer,
y tendré yo también una latita con cigarrillos caídos en desgracia.
Decidí aceptar su convite para vivir bajo el mismo puente que diseñé.
Sé que sobre él,
los autos dibujarán caminos y en su ir y venir
mi diploma de ingeniero, pasará a ser un papel sucio pegado al asfalto.
Mientras armo la valija con olvidos, me doy cuenta
que hoy, el ciruja del barrio parió un cofrade.

© ALICIA CORA FERNÁNDEZ