12.10.10

Poema de José Enrique Ramírez Aguilar



"Interiores"

Es una de esas tardes fatídicas

en que la soledad se queda dormida en la sala
y murmura versos y me invoca
queriendo que teja sus ojos,
sus labios,su pecho,sus manos,
su espalda entumida...
Cosas de una simpática insomne o sonámbula,
como su lluvia de sirena
y su dulce hálito ignívomo,
sincopado de nastias flagrantes;
pero todo eso es inocuo
como su prístina presencia
entre un céfiro de zafiro sáfico,
como su aliteración alígera
para pasar a la recámara
y leer algunos de nuestros poemas,
extendida de dormitares,
de almohadas alípedes
del veste húmido y estival
y pidiéndome que pinte sobre su piel de argento,
de argento,de argento acidalio,
una anamorfosis tornátil;
pero todas las sensaciones
son astros nidífugos,
órbitas de lontananzas acrónicas,
ah,crónicas de parhelios sin sol,
como de Nibelungos sin calígine;
pero sin caligrafías de alevillas polutas.
El silencio detenido,cristalizado,cautivo
como un lampo en una geoda.
La cocina como una playa flagrante,
como un farol fundido
y la soledad rondando
el comedor undívago,
las sillas inconmovibles,
el refrigerador sin estíos
y sin café capucino.
El patio aciago de lluvia que no llueve.
El perigeo de las deshoras,
los solsticios de los interiores
de un georama que estalla
en un paroxismo de melancolía infinita...



© José Enrique Ramírez Aguilar

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La soledad habitando todo el paisaje doméstico...
¡Muy bueno tu poema, José!
Felicitaciones y un gran abrazo
María Rosa León

12.10.10  
Blogger Nerina Thomas said...

Brillante José!!
Lo bueno, poder plasmarlo y crear tan destacable poema.
Un cariño

13.10.10  
Blogger fanny said...

José de mi árbol; me estas provocando a que me desnude...
No voy a hacerlo, sólo decir/ te me duelen los pechos de Luna y ombligo.

25.10.10  

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