Poema de Amalia Zacoutegui

Vuelvo a ti, amor,
como los pájaros se buscan en la luz, la llamarada.
Ha sido impiadoso el dorado camino
de vagar perdida entre las dunas,
exiliada de mí,
errante en la nada,
fuera del sitio donde lo irrepetible canta.
Pero tu voz, amor...
ah, tu voz que cava huecos,
que hace brotar la astilla y en la astilla, el alma.
Pero tu voz, amor,
tu llamado abisal y apasionado
hila la hebra de luz de la palabra.
Tu voz envuelve la oquedad,
teje en los velos el don de la hermosura,
talla el fuego en el borde y hondamente me nombra.
Vuelvo a tí como labrada tierra,
fecunda en el deseo que me habita,
abierta a la escritura de enigma de la vida.
El vacío refulge: nos vuelve opalescencia.

© Amalia Zacoutegui