Poema de Magdalena Guerrero Martínez
Detuve mi mano,
cambié mi gesto y bajé
los ojos porque,
aunque le arrojemos
lo que nace muerto
y muerto pervive,
aunque le clavemos lo que daña,
hiede, molesta y avergüenza,
el bochorno que la agobia,
el enojo con que tiembla,
su llanto a mares,
su trastocado reloj
y el desaliento con que mesa
sus prematuras canas me dejaron saber
que basurero no es.
Es azul desamparo, su tribu es una galaxia,
trae una niña pegada a la cintura
y su belleza sobrecoge …y desgarra.
© Magdalena Guerrero Martínez
3 Comments:
Cuanto de sabor amargo por ver lo que somos capaces de hacer y a pesar de los pesares nos es ajeno como si nada pasase... desmerecer e ignorar la vida es el mayor pecado humano
muy bueno!...
LIDIACC.
Es bueno aprender a observar y hacer carne de lo ajeno, mirarnos a traves del otro
Saludos
Patricia Corrales
Querida MAGDALENA me impactó tu poema sobremanera por la fuerza imperante en el mismo.
Ese azul desamparo, la tribu y esa niña que nos desgarra por el miedo.
Un abrazo
Graciela Licciardi
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