Prosa de Sonia Quevedo
LOS COMENSALES
Pasaron los días lento y sin afán marcando huellas sobre senderos verdes, cojines de agua y trochas enlodadas por el goteo del musgo.
Nuevamente retornó la primavera con su carga de flores vistiendo de nubes, las tibias tardes de mayo ribeteadas todas con arreboles leves.
Invadió el calor de julio los espacios cerrados, se abrieron puertas y ventanas a las enormes casonas; se permitió el paso a la brisa para con su canto de alondra, susurrar melodías nuevas curiosamente tristes.
Todo esto paso antes de invierno, cuando entrado el otoño, desnudó su cuerpo ocre dando paso a la estación del frío.
Corrió la noche asustada por la inclemencia del tiempo pasado con los suspiro por entre primavera e invierno, a medida que el espacio invadido se encontraba por hibernantes criaturas de su letargo saliendo.
Se abrió paso el tiempo y esa noche de miedo; entre frío, niebla y viento soplando, con vestido de manteles blancos, a la mesa se sentaron.
Lentamente con visible deleite, el cansado y deteriorado cuerpo descuidado, poco a poco y paso a paso degustaron entre la niebla de páramo y los cojines de agua.
© SQuevedoH
2 Comments:
Sonia:
Esribes muy bonito; esta forma de prosa poética te reconforta y te sirve de medio expresivo.
Esos pensmientos llenos de nostalgias son tu medio de comunicación,
Saludos, Camilo
sonia , un puñado de bellos recuerdos muy bien descriptos
abrazo
maria elena tolosa
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