1.9.06

Poema de Edna Pozzi



Siempre hablaba de mujeres extrañas y distantes
mujeres de caoba, de pan duro, de fuentes secas
mujeres con las caderas clavadas a un lecho de sábanas azules
donde no estaba permitido sangrar
preguntar por los muertos
abanicarse con las flores del empapelado

Siempre hablaba de mujeres amadas
que él llevaba entre los dientes como una flor o la piel de un cordero
y que se habían distanciado de la muerte
caminaban alegremente con sus echarpes de gasa
y sus pulseras de metal
tan únicas y perfectas como gacelas irrumpiendo en las páginas de
un libro

Siempre hablaba de la luz y de los parques circulares
donde las mujeres habían desaparecido entre los altos árboles
simplemente se habían olvidado del amor o lo habían cambiado
por un abalorio de bronce o una fruslería de oro y plata vieja
con los bordes gastados por el uso

Siempre hablaba de la exacta pérdida y el luto
y de lo que vive detrás de los finales
y señalaba mis lágrimas
púrpuras, violetas, lilas
que él ataba a su cintura para dejarse morir cautamente
por si acaso alguna de esas mujeres giraba la cabeza
miraba otra vez con ojos de gacela
preguntando extrañada de quién era el llanto
que él llevaba atado a la cintura


© Edna Pozzi

7 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

Gracias Edna por formar parte de este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos que admiro y aprecio.
Gracias!!!!
Un abrazo Gus.

1.9.06  
Anonymous Anónimo said...

como siempre, Edna...alta poesia, con la belleza de la hondura y la profundidad del sentimiento.MARIA DEL MAR ESTRELLA

3.9.06  
Anonymous Anónimo said...

Como siempre, Edna, es un placer leer tu poesía y dejarse llevar por ese mundo sensorial que se despliega desde los versos.
Hermoso.
Graciela Bucci

4.9.06  
Anonymous Anónimo said...

Me encantó leerte, un saludo, Ana C.

4.9.06  
Anonymous Anónimo said...

GUAUUUUUUU
que se le puede decir a Edna?

Espléndido!!!!

desde graciela

5.9.06  
Blogger Elisabet Cincotta said...

Edna me quedo prendada de tu poema, maravilloso juego de palabras e imágenes que despliegan en el lector un encantamiento especial.
Elisabet

6.9.06  
Anonymous Anónimo said...

Uno entra en el encanto del misterio, del que habita en el alma que se desnuda en el texto.
Uno es atrapado y queda habitando y habitado y al final también quiere preguntar de quién es el llanto y se mira la cintura.
Hermoso texto. Gracias.
francisco

8.9.06  

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