Poema de Aldo Novelli

El ciudadano ejemplar

Sentado en el escritorio
la corbata ajustada al cuello
las manos siempre trabajando
y los zapatos impecables
todos comentan:
es un buen empleado de la empresa.
Llega a su casa
quince minutos después de salir de la oficina
da un beso a su esposa
se cambia la ropa
y pone la mesa para cenar,
todos opinan:
que es un marido ejemplar.

Ultimamente
durante las sombras de la madrugada
cuando nadie lo ve,
sale silenciosamente al patio
coloca la escalera en el centro
y sube hasta el último escalón
con una vieja bolsa, una maza y un cortafierro,
y con temeroso sigilo
roba luminosos pedazos de luna,
que esconde celosamente en un rincón del patio.


© Aldo Novelli