3.6.07

Poema de Jorge Hirch



La cama,
tendida con la prolijidad de la muerte,
espera ser habitada.
Sólo las paredes blancas,
rompen la monotonía
gracias al Cristo inmóvil
desde hace dos mil años.
La soledad del cuarto
se interrumpe
con el paso de las enfermeras.

Los aprestos anuncian
un nuevo invitado.

© Jorge Hirch

6 Comments:

Blogger Gustavo Tisocco said...

La sutileza del fin bellamente expresada Jorge.
Muy bueno!

Un abrazo Gus.

3.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Con hondura y maestría las primeras líneas van creando el clima,y el final contiene toda la sugestión que sólo un poeta de oficio puede lograr. Felicitaciones.
MARITA RAGOZZA

3.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Excelente tu poema, Jorge. Gracias por compartirlo con nosotros
Cariños
María Rosa León

3.6.07  
Blogger Elisabet Cincotta said...

Excelente poema, el lector sigue expectante cada verso y se sorprende que ese final preciso.
Elisabet

5.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Tanta prolijidad en un poema... Está buenísimo!

Saludos

Shirley villalba

7.6.07  
Anonymous Anónimo said...

Sintesis, imagen y concepto, tres palabras que surgen al leer este poema. Te felicito Jorge, merece ser leido, merece ser leido en voz alta...
Ruben Balseiro

23.6.07  

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