Poema de Gabriela Pais
De la sección Diagnóstico
5 de noviembre de 1976
Lo nombrado es todavía un lenguaje extranjero,
un susurro denso, fijo, cristalizado en una línea
y las palabras avanzan, se desnudan ante mis ojos,
cayendo de un muro altísimo para estrellarse y
hacerme pedazos en su brevedad.
Palabras que por terribles y bellas
contienen todos los gemidos del provenir,
mareas, siglos, eras, ciudades,
todas las agitaciones y los ciclos del recuerdo,
gran palabra misteriosa, fuerza oracular.
La gran hechicera
ha puesto en marcha relojes y calendarios
hacia el eterno retorno,
fractura en los contornos de la tierra.
Flecha invisible que pulveriza lo que toca,
y la velocidad produciendo el fenomenal estampido.
La comprensión de lo real
es un horizonte arbitrario a los sentidos.
Todo se acelera, se desintegra,
lo nominal permanece fosilizado en la memoria,
enquistado en el cuerpo, siguiendo sus propias reglas,
su propia fisiología,
su propio movimiento,
expande tentáculos profundos, bosteza y se despereza dentro mío
alineándose en un íntimo universo para hacerlo suyo,
para ganar la batalla
y quedarse con mi nombre por toda identidad.
Cada segundo, cada hora un nuevo dominio,
una nueva invasión,
una nueva renuncia.
No entiendo este diálogo de ruidos y síntomas,
Jerga nueva, campo de batalla,
mi propio cuerpo tan ajeno.
Lo fuerte /Lo débil.
Una sola palabra se ha pronunciado,
como un verbo sagrado que anuncia lo apocalíptico,
aguas desbocadas, fuerzas naturales,
enormes fauces lo sustantivo.
Mi cuerpo conserva los contornos definidos del templo,
es necesario entonces que nombre todo odio y derecho al amor,
todo el dolor que me es posible en esta tarde,
al cruzar la misma puerta, dos caras de la misma moneda,
la misma tarde tan otra,
.................................... la otredad.
La enfermedad impone su lenguaje.
© Gabriela Pais
2 Comments:
Bello, metafórico, para ir más allá-
Un abrazo Gus.
Excelente tu poema, Gabriela. Gracias por compartirlo con nosotros.
Maria Rosa Leon
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